martes, 22 de noviembre de 2011

MONICA MIGUEL, UNA NAYARITA UNIVERSAL

El lunes que viajé a la Ciudad de México desde Tepic, estuve de suerte. fue día de mujeres inteligentes que inició con un encuentro, obviamente casual, en la cabina del pequeño avión, con la actriz nayarita Mónica Miguel que, sorpresiva y fugazmente, me contó algunos retazos de su vida que me dejaron francamente maravillado y sorprendido.

Todos saben que Mónica es una de las actrices y directoras de telecomedias mas importantes del país, sus éxitos en el entretenimiento televisivo se cuentan ya por decenas y sus actuaciones, breves algunas, permanecen en la memoria de los aficionados al genero. Sin embargo, pocos saben que esta mujer, de mirada enigmática y de voz profunda, se hizo actriz en el Tepic de los sesenta, cuando la capital nayarita apenas pasaba de los 30 mil habitantes y donde todos, o casi todos, se conocían.

Hija de un músico ahuacatlense que murió siendo ella muy pequeña, y de una mujer tan fuerte que aun a sus 92 años sigue dando consejos familiares a la actriz y sigue viviendo en un Tepic muy diferente al que conoció en su juventud.

En un viaje que apenas duro 70 minutos, Mónica Miguel me descubrió que ella nació en el barrio tepiqueño del Purísimo y que ahí, en las fiestas parroquiales comenzó a actuar con un grupo de teatro experimental donde fue descubierta  por don Alfredo Castilla, el gran maestro de teatro que enseño a muchos actores locales y que mantuvo vivo el teatro en Nayarit durante mucho tiempo, que se dedicaba a hacer arreglos florales para fiestas y que murió pobre y olvidado hace ya muchos años.

En pocos minutos, escuche el relato de como a los 16 años  había emprendido el viaje a la ciudad de Mexico, impulsada por Castilla y apoyada por don Alberto Medina, entonces Presidente Municipal de Tepic, que le consiguió un trabajo de taquimecanógrafa (que había estudiado en alguna academia comercial) en el departamento Agrario con un sueldo tan pequeño que solo le alcanzaba para pagar una casa de huéspedes, ni siquiera para tomar un camión hacia su escuela, que me dijo, quedaba como a 20 cuadras de su domicilio.

Su relato me llevo a imaginarme la Ciudad de México de los años sesenta, su vida cultural y nocturna tan diferente a su pueblo natal,  me contó con emoción profunda, sus primeros pasos en "El Granero" (supongo un teatro, al cual no quise preguntarle para no desperdiciar nada de lo que me contaba), la ventaja con la que llegó frente a otra noveles actrices para ocupar su primer papel  y que le permitió destacar rápidamente.  Comenzó a cantar en bares céntricos de la capital "lo que me permitió sostenerme" mientras conseguía papeles en obras de teatro"

Como parte fugaz de su relato, me dijo que estuvo casada con Noe Murayama (Dios!! Uno de los grandes villanos del cine mexicano) y que este al ir trabajar al cine y al teatro español le pidió que lo acompañara, lo que llevó a Mónica Miguel a Europa en un viaje que duraría unos meses y se prolongó por 9 años. De su separación del actor, su posterior viaje a Italia y de su encuentro con Federico Fellini (si, el mismo Fellini)

El director maestro del cine italiano buscaba una mujer de rasgos exóticos que hiciera el papel de una gitana. Un actor, amigo de la nayarita, le hizo saber de la convocatoria, le tomo unas fotos apresuradamente y la llevo al edificio (“pequeño, clásico, en el centro de Roma”) y se encontró con una fila interminable de actrices europeas “elegantemente vestidas, con sombreros adornados, anchos y, muchas de ellas, hasta cargando, algunas de ellas, con perritos fino” . Entrego las fotos, las pasaron al privado y a los minutos Fellini salió de su despacho diciendo “donde questa la bella mexicana” (donde esta la bella mexicana) y la admiró, la paso a su oficina y le dijo que ella era lo que necesitaba para ese papel, le pidió sus datos y le dijo que no se retirara de el.

Paso el tiempo, ella siguió cantando en diversos bares de la Roma de los sesenta. Recibió por entonces, una invitación a Japón a hacer una comedia musical y aceptó. Estuvo varios meses en oriente y a su regreso (recuerden que no había ni celular, ni Internet y era difícil comunicarse por carta y por teléfono) le comunicaron que Fellini la había buscado desesperadamente durante su ausencia. Se lamentó el no haber estado ahí, buscó al gran director, lo encontró y el pidió, que ella lo acompañara a las filmaciones en que se encontraba. “Lo acompañe a varias sesiones, me explicaba el uso de la cámara y el trato con los actores, me refería a los clásicos y me transmitía su entusiasmo. En una de esas sesiones, sentada yo aun lado de Fellini, Miguel Sabido me vio con el y lo saludé a lo lejos, le pedí que se acercara y le presenté al maestro”. “Fue una bonita época, me dijo entornanando los ojos, aprendi mucho”.

Mónica Miguel regreso a México en 1974 y continuó trabajando en el teatro durante mucho tiempo, hasta que Karla Estrada, la gran productora de telenovelas la invitó a hacer “Quinceañera”. “La verdad, yo era maestra de actuación de Adelita Noriega, ella me presento a Karla y me propuso dirigirla. Al principio me resistí, le dije que nunca había hecho televisión y que podía ser que no diera el ancho” me relataba divertida.

“Afortunadamente, me tocó un grupo de muchachos muy talentosos y que tenían ganas de aprender; Adelita, Thalia, Ernesto Laguardia, Sebastian Ligarde y otros actores jóvenes que han permanecido en el género y han incursionado en otros.” “Yo trabajé seriamente con ellos, me sentaba, platicábamos su personaje, y les decía que un actor es aquel que se transformaba de acuerdo al papel que quería desempeñar y no al revés.” “Todo resultó bien, y me quedé. Desde entonces he hecho 26 telenovelas y algunas que yo quiero mucho, como María Isabel, que filmamos en Nayarit y donde todavía mucha gente me identifica como “Chona”, uno de los personajes.

Sin duda, Mónica Miguel es ahora un icono de la cultura de las telenovelas y detrás de ese símbolo hay toda una vida de trabajo, de experiencias sin fin, de aprendizaje constante y de constancia, que seguro, será una lección de vida para todos los que son sus alumnos y que gozan del privilegio de ser dirigidos por ella.

Que suerte tuve al haberme subido en ese avión y encontrarme con la gran señora que es Mónica Miguel, pero todavía mas, que me haya compartido varios retazos de lo que es su fascinante vida. Una nayarita universal que tiene, sin duda, una historia que contar.



No hay comentarios: